sábado, 14 de junio de 2008

Esa extraña noche


Una extraña noche en que

las estrellas bailaban en el cielo

y los gallos cantaban para mi,

algo muy bello tuvo lugar.


En esa extraña noche

vi desde otros ojos

mi disfraz de persona,

y reconocí su rostro.

Lo observé al hablar y al moverse,

y supe quien era.


En esa extraña noche,

entendí porque llevaba años

perdido y desesperado,

como una ola sin océano,

como una estrella sin cielo.

Todo este tiempo creí que estaba solo.


Sin embargo esa noche

los ancestros de mis ancestros,

y los nietos de mis nietos,

se hicieron presentes a mi alrededor.

Y uno tras otro repitieron la misma pregunta:

¿De verdad crees que estas solo?


En esa extraña noche,

todo tenia sentido.


Por eso clavé las manos en mi pecho

y al son de los tambores,

me arranqué el corazón

para pintar de azul

las paredes de mi prisión,

y poder por fin

contemplar el cielo.


En esa extraña noche

la oscuridad se iluminó.


Y así, desnudo y vacío,

la amorosa y cálida luz

de un vivo amanecer,

vistió mi cuerpo

con paciencia.

Y llenó mi alma

con esperanza.

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