martes, 17 de junio de 2008

La extraña jaula


Eso que llamaba yo

fue abierto y desarmado

por una llave maestra, anterior a las puertas

y a las llaves,

que algún dios despreocupado

olvidó sobre la tierra.


Gracias a esa llave pude ver

cómo el yo

es en realidad un puñado de emociones y reacciones

que forjadas por el tiempo

y esculpidas por la repetición

se unieron entre si

formando una extraña malla.


Una malla en forma de jaula,

llamada personalidad.


La llave maestra abrió también esa extraña jaula,

dejando al descubierto

la esencia de mi individualidad.

Esperaba hallar al eterno testigo,

ese espíritu único e indivisible

que todos llevamos dentro.


Pero no había nada...


Ni tan solo un recuerdo,

en memoria a la soledad.




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