lunes, 16 de junio de 2008

El esqueleto reluciente


Cansado de si mismo,

se adentró en el bosque oscuro.


Buscaba una forma de perderse

y desaparecer.


Envuelto en tinieblas,

se quitó la piel

y arrancó la carne de sus huesos

para no ser más.


Pero una luna traidora

atravesó las tinieblas

con su luz delatora,

y descubrió su presencia.

Una voz sin sonido

surgida del silencio

retumbó en sus huesos.


¿Porqué maltratas tu cuerpo?

¿Porqué atentas contra tu forma?


El esqueleto reluciente

cayó de rodillas

y alzando una piedra en su mano,

se dispuso a romper sus huesos.


¡ No quiero ser más!- gritó

Y fue reduciéndose a polvo

hasta llegar finalmente a la mano

que sostenía la piedra...


El brillo de la luna

compadecido por tanto sufrimiento

aprovechó ese momento

e iluminó su alma

revelando la causa de su dolor.


La consciencia no es nuestra.

Reveló la luna.

La nada no tiene dueño.


No puedes dejar de ser,

Porque no eres.




Ilustrado por María Arencibia

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